· La inmensa oferta cultural en la red puede convertirnos en eruditos actualizados. Pero la multiplicidad de datos puede producir saturación y hasta hartazgo. Su consecuencia sería la falta de profundidad. Si la persona no posee previamente una cultura que le permita ordenar, estructurar, la desorientación será completa.
· La red posibilita la desconexión. No obstante, los expertos afirman que el juego crea adicción.
· Existe un desequilibrio en muchas páginas de Internet, se habla sin sentido acerca de lo sublime y lo ridículo.
· Existen juegos con tintes claramente violentos y racistas.
· Las páginas con contenido pornográfico son inacabables, sólo con la advertencia “No entres si eres menor de edad” que, de hecho, es la mejor incitación a entrar. Lo peor aún, la pornografía infantil sigue en aumento.
· En la red se crea un mundo perfecto, en donde la mayoría de las personas que chatean confían plenamente en personas desconocidas.